La función del esófago es la de transportar los alimentos sólidos y líquidos desde la faringe hasta el estómago, pero se pueden presentar alteraciones que afectan al funcionamiento normal y causan lo que se conoce como megaesófago.
El megaesófago (dilatación del esófago) es una afección que se presenta como un trastorno debilitante y grave, y si no se trata adecuadamente, puede degenerar y provocar la muerte del perro o del gato.
Hay razas de perros y gatos que están predispuestos a sufrir esta patología debido a su genética. En general, afecta con mayor incidencia a razas de perros grandes, como el Pastor Alemán, el Gran Danés y el Setter Irlandés; también al Schnauzer miniatura, excepcionalmente entre las razas pequeñas.
En este artículo, desde SURvet, hablaremos de esta enfermedad caracterizada por la presencia de regurgitación (expulsión de la comida desde el esófago, sin digerir), entre los síntomas más destacados, así como de sus causas y tratamiento, del pronóstico de vida y, también, de cómo alimentar a un perro o gato con megaesófago, ya que es un aspecto básico para mejorar la calidad de vida de nuestra mascota.
Contenidos
- 1 ¿Qué es megaesófago en perros y gatos?
- 2 ¿Cuáles son los síntomas para detectar que mi perro o gato tiene megaesófago?
- 3 Causas del megaesófago en perros y gatos
- 4 ¿El megaesófago tiene cura?
- 5 Diagnóstico y Tratamiento
- 6 ¿Cuánto tiempo vive un perro o un gato con megaesófago?
- 7 ¿Qué puede comer un perro o gato con megaesófago?
- 8 ¿Cómo darle de comer a un perro o gato con megaesófago?
¿Qué es megaesófago en perros y gatos?
El megaesófago en perros y gatos es una dilatación esofágica que se produce a causa de una parálisis de los músculos de la pared del esófago.
El esófago conecta la laringe con el estómago, transfiriendo los alimentos sólidos y líquidos mediante movimientos musculares. Cuando nuestra mascota se ve afectada por esta enfermedad, los músculos sufren una parálisis total o parcial y el esófago tiende a dilatarse, lo que dificulta la deglución y la asimilación de los alimentos.
Al no poder alimentarse correctamente, nuestra mascota se va debilitando, además de que existe el riesgo de que se produzca una deglución desviada (el contenido alimentario se desvía hacia el respiratorio) y, si no te trata a tiempo y de manera adecuada bajo la supervisión de un profesional veterinario, esta patología puede conllevar el fallecimiento de nuestro perro o gato.
¿Cuáles son los síntomas para detectar que mi perro o gato tiene megaesófago?
El síntoma más visible es la regurgitación parcial o total de los alimentos no digeridos, pero existen otros característicos de esta enfermedad:
- Halitosis e hipersalivación.
- Adelgazamiento: al no realizarse una digestión completa, el perro o gato pierde peso visiblemente.
- Apetito voraz: al no poder ingerir alimento, presentan hambre con nerviosismo. Nuestra mascota intentará alimentarse, pero no podrá asimilar la comida ni los nutrientes.
- Otros síntomas: tos, dificultad para respirar, que pueden ser signos de neumonía por aspiración.
Causas del megaesófago en perros y gatos
La dilatación megaesofágica en perros y gatos puede clasificarse en tres tipos:
- Congénita: el perro o el gato presentan síntomas desde cachorros, cuando una vez acabada la etapa de lactancia comienzan a ingerir comida sólida y la regurgitan. Esta patología se debe a una disfunción neuromuscular.
- Primaria adquirida (o idiopática): se presenta en la edad adulta, debido a la presencia de neurotoxinas o causas hereditarias, entre otras posibilidades.
- Secundaria adquirida: se produce a nivel metabólico, neurológico, por inmunodepresión, por motivos tóxicos, infecciosos, inflamatorios, entre otras causas.
¿El megaesófago tiene cura?
El megaesófago en perros y gatos adultos es irreversible, aunque, con los cuidados adecuados, algunos amigos de cuatro patas pueden sobrevivir muchos años. Para ello es esencial el cuidado extremo en la alimentación y prestando especial atención a la presencia y evolución de enfermedades respiratorias, que con este diagnóstico, el megaesófago se puede complicar resultando fatal.
En el caso de los cachorros con megaesófago congénito, pueden llevar a cabo una vida completamente normal con seguimiento veterinario.
Si se cuida la salud del perro o del gato y se siguen las recomendaciones y tratamiento del veterinario, los pacientes pueden vivir con normalidad y con calidad de vida.
Si se presenta neumonía por aspiración alimentaria, entonces el pronóstico será reservado, ya que cualquier alimento, al ser aspirado, se alojará en tráquea y pulmones, produciendo neumonía con bajas probabilidades de supervivencia.
Diagnóstico y Tratamiento
El diagnóstico del megaesófago siempre se realiza por parte del profesional veterinario, una vez realizadas anamnesis (exploración clínica), recopilación de la historia médica y pruebas de imagen para evaluar la gravedad:
- Radiografía de Tórax: Es la primera prueba que se realiza y permite visualizar el esófago dilatado, lleno de aire, comida o líquido. Esta imagen puede mostrar un esófago anormalmente ensanchado, lo que es indicativo de megaesófago.
- Estudio con contraste (esofagograma): Se utiliza un medio de contraste como el bario para resaltar el esófago en la radiografía. Este procedimiento ayuda a evaluar cómo se mueve el material a través del esófago y puede identificar áreas de estrechamiento, obstrucción o dilatación.
- Fluoroscopia: Es una radiografía en tiempo real que se realiza mientras el animal traga. Es especialmente útil para observar el funcionamiento del esófago y detectar anomalías en el movimiento del alimento a través del mismo.
- Endoscopia: Aunque no es una prueba de imagen en el sentido tradicional, la endoscopia permite visualizar directamente el interior del esófago y evaluar su estado. Además, permite tomar biopsias si es necesario para investigar otras posibles causas de los síntomas.
Posteriormente, el tratamiento será pautado dependiendo de la causa que origine la enfermedad y después de determinar si es congénito, primario o secundario.
Es necesario que nuestra mascota se nutra correctamente, y, además, hay que evitar que surjan complicaciones, como la neumonía por aspiración, causa de mortalidad habitual en estos casos, como hemos comentado en el punto anterior.
El tratamiento farmacológico no restablece la funcionalidad del esófago, pero, siempre bajo la supervisión del profesional veterinario, puede aliviar sus síntomas, evitando que degenere y ayudando al perro o al gato a gozar de mayor calidad de vida.
¿Cuánto tiempo vive un perro o un gato con megaesófago?
Se trata de una enfermedad grave, por lo tanto, el pronóstico de tiempo de vida, también dependerá del tipo de megaesófago diagnosticado:
- Si el diagnóstico es megaesófago congénito, mejora de forma espontánea con el tiempo, por lo que el pronóstico es aceptable.
- Con diagnóstico megaesófago secundario, la evolución de la enfermedad irá asociada a la de la enfermedad subyacente y de la presencia de la lesión neuromuscular permanente.
- En el caso de megaesófago idiopático adquirido, el pronóstico es incierto. Es esencial el uso de medidas higiénicas y dietéticas correctas, evitando así el desarrollo de patologías asociadas.
En cualquiera de los tres tipos de megaesófago, el pronóstico puede ser fatal si empeora la enfermedad, evoluciona a neumonía o a problemas gástricos adyacentes.
Es por ello que, ante cualquier síntoma, es necesario un tratamiento inmediato y adecuado de esta patología, siempre bajo seguimiento veterinario.
¿Qué puede comer un perro o gato con megaesófago?
En cuanto al tipo de comida para un perro o gato con megaesófago, puede seguir una dieta normal, pero con algunas variaciones para que la tolere mejor.
Será el equipo veterinario que trate a nuestra mascota, el que nos informará del grado de dilatación del esófago y de la conveniencia de la textura de la alimentación, ya que habrá perros o gatos con diferentes grados de dificultad para digerir comida sólida, por lo que se determinará si los alimentos serán preparados en pequeños trozos, menos sólidos, en forma de puré o en dieta líquida.
¿Cómo darle de comer a un perro o gato con megaesófago?
Es conveniente que el comedero y el bebedero estén colocados en alto, ya que es importante que el esófago esté lo más estirado posible, facilitando con la fuerza de la gravedad que los alimentos desciendan de la cavidad bucal al sistema digestivo. Existe una silla especial (Silla Bailey o Bailey Chair) que mantiene a los animales sentados mientras comen, así se consigue la posición vertical y se evita la regurgitación.
Fotos (C) Bailey Chairs · https://www.baileychairs4dogs.com/
Después de cada ingesta, es recomendable que el perro o el gato mantenga la postura vertical un mínimo de tiempo, entre 10-15 minutos, para asegurar de esta manera que la comida llega al estómago.
También es conveniente que se reparta la ración diaria en varias tomas, recomendando que se realicen entre 3-4, consiguiendo así que nuestra mascota consuma cantidades pequeñas más veces al día, facilitando su digestión y asegurándonos su nutrición.
Como hemos detallado anteriormente, pueden ser numerosas las causas que provocan el megaesófago, por lo tanto, es difícil evitar la presencia de la enfermedad. Sí se pueden prevenir los factores de riesgo con algunos consejos como adecuando la alimentación según raza, tamaño, edad e historia clínica, llevar a nuestro amigo de cuatro patas a revisiones veterinarias, teniendo la cartilla de vacunación al día, así como las desparasitaciones, controlar su peso, la ingesta de agua, ejercicio e higiene.
Si su perro presenta síntomas descritos en este artículo o tiene problemas de regurgitación, debe acudir a un profesional veterinario. En SURvet ponemos a su disposición atención veterinaria 24 horas, gracias a un equipo que le atenderá todos los días del año en horarios de urgencia. Si necesita atención veterinaria, puede contactar con nuestro centro a través del teléfono +34 934 594 500.
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