Los perros y los gatos son animales homeotermos, que son aquellos capacitados para mantener una temperatura corporal relativamente constante. Esta se mantiene independientemente de la variación de temperatura del medio que les rodee: son animales de sangre caliente y termorreguladores, es decir, que pueden mantener su temperatura corporal en un rango comprendido entre los 36 y los 42º C, en función de la especie.
Dicha temperatura se mantiene en sus niveles de normalidad debido a los procesos metabólicos propios del organismo del perro o gato, pero cuando estos niveles ascienden (hipertermia) o descienden (hipotermia) a rangos críticos, se activarán automáticamente mecanismos metabólicos de respuesta para generar calor o deshacerse de él y evitar sufrir daños importantes, incluso la muerte.
En este artículo, el equipo de SURvet le hablaremos de la hipotermia en perros, que es, algunos de sus síntomas y cómo afrontarla clínicamente.
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¿Qué es la hipotermia?
La hipotermia se produce cuando existe una temperatura corporal por debajo del rango normal en nuestro perro.
Como mencionamos en nuestro artículo sobre el Golpe de calor en perros, debemos tener en cuenta que la temperatura corporal media normal en perros es de 38 a 39ºC.
Podemos clasificar la hipotermia en:
- Hipotermia primaria, cuando el organismo de nuestro perro es capaz de producir una temperatura de calor correcta en condiciones ambientales frías o extremadamente frías pero su temperatura corporal desciende por debajo de lo normal.
- Hipotermia secundaria, que se da cuando los mecanismos de producción de calor corporal no operan de forma correcta debido a una enfermedad, a una lesión o a causa de medicamentos, independientemente de las condiciones ambientales, que pueden ser normales.
¿Es peligrosa la hipotermia o puede provocar algo grave?
La hipotermia es peligrosa, ya que implica que el organismo del perro debe afrontar una pérdida de calor corporal más rápidamente de lo que es capaz de producirla.
Los perros pequeños son más propensos a la pérdida de calor, ya que tienen más proporción de área superficie-masa corporal. Los pacientes con poca o nula movilidad, débiles, enfermos… tienen alteradas sus capacidades de termorregulación y no retienen el calor correctamente.
Cuando la temperatura corporal desciende por debajo de los 34º C la termorregulación se ve alterada y se pueden apreciar calambres, ligeros temblores y el perro puede empezar a buscar calor. En condiciones más severas de descenso de temperatura corporal, se producirá apatía, se podrá observar una postura corporal forzada, pulso y respiración débiles e inquietud.
A partir de ahí, si no actuamos rápidamente y ayudamos a nuestro perro a recuperar su temperatura normal, se pueden producir una serie de acontecimientos (cesarán los temblores, se producirá vasodilatación periférica, se reducirá drásticamente el ritmo metabólico, se deprimirá el sistema nervioso central (SNC) y esto conducirá a una reducción en la respuesta del hipotálamo)… y todos estos acontecimientos desencadenarán en más pérdida de calor y en un empeoramiento de la hipotermia.
Si la temperatura corporal desciende fatalmente por debajo 31º C, la termorregulación se detendrá por completo: en este caso, si no intervenimos rápidamente y acudimos a un servicio de urgencias veterinarias, la muerte es inevitable, especialmente si hablamos de casos de hipotermia secundaria.
Cómo afrontar la hipotermia
Si es imprescindible pasear con nuestro perro en una situación de frío severo o extremo, en función de su tamaño, podremos optar por utilizar una prenda de abrigo y botas de protección para sus patas. La Dirección General de Derechos de los Animales del Gobierno de España ha editado recientemente una infografía para orientar a los propietarios de perros acerca de las temperaturas que pueden representar un riesgo, en función de su tamaño, aunque también será necesario valorar en función de la raza, constitución y pelaje.
Cómo actuar si detectamos síntomas de hipotermia
Si a pesar de la protección extra, durante un paseo, nuestro perro empieza a manifestar síntomas leves, lo más adecuado será regresar a casa (o a un lugar en el que podamos calentarle) cuanto antes mejor y le sequemos adecuadamente con una toalla o secador pelo y patas, le envolvamos con una manta y contactemos con nuestro veterinario, que nos indicará como proceder.
Lo ideal (como en la hipertermia) es alterar la temperatura GRADUALMENTE, entre 1º-2º por hora, y el procedimiento para calentarle deberá detenerse cuando la temperatura alcance los 38º normales.
Si los síntomas son más severos deberemos acudir al centro veterinario para que se inicien métodos de calentamiento activos, que a diferencia de los pasivos (cubiertas, mantas, toallas…) aplican calor de superficie y ayudan en la hipotermia moderada y severa. Es necesario monitorizar dichas fuentes de calor para evitar quemaduras térmicas y controlar el incremento de la pérdida de calor debido a la vasodilatación periférica.
El objetivo principal del tratamiento será conseguir calentar mediante medios activos, fluidoterapia… al paciente hasta alcanzar su temperatura normal, monitorizando cuidadosamente cualquier cambio en el sistema cardiovascular y en los fluidos corporales del paciente. Dicho control estricto es necesario porque la fluidoterapia agresiva puede aumentar el riesgo de sufrir un edema pulmonar, es decir, que se produzca una acumulación de líquido en los pulmones.
Ante una hipotermia severa, se pueden presentar diversas complicaciones: edema cerebral, edema pulmonar, neumonía, pancreatitis, hipotensión. Cuanto más rápido identifiquemos, actuemos y tratemos la hipotermia, más posibilidades de recuperación existirán.
En caso que usted observe síntomas asociados a una Hipotermia, en SURvet contamos con un equipo de veterinarios que le atenderá rápidamente. Puede contactar con nuestro equipo médico a través del teléfono +34 934 594 500.